Primera Parte: Promesas rotas, promesas cumplidas.
En el año 2000, cuando nació mi primer hijo, nosotros vivíamos en Tegucigalpa, en un apartamentito que solo contaba con una media sala y una habitación, y estaba ubicado en la parte de atrás de la casa de mis abuelos (casa que ahora es de mi madre). Cuando entré con él en brazos, un par …
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